No conservo personas en frascos al vacío; quise transformarlas en semilla,
después de abrir la ventana que lleva hacia donde cuentan
que hay tesoros parecidos al pensamiento de muchos lados.
Si las horas llenas de siglos se escuchan con el mismo espejo,
habiendo tantos ríos que nos llaman...
Si una idea es incapaz de suponer dónde está la frontera de la frente,
se llena de nada el espacio absurdo del tiempo
que arrastramos a favor de nadie.
Desde que un día nos vimos en el agua, sin saber que nos erguíamos...
Desde el primer paso, asombrado de su fácil nacimiento,
se transforman los montes en arena, los huesos en lanzas contra molinos,
el llanto en brisa y lo demás es viento
soñando con otros aires.
Creerían, si me vieran, que soy la misma de antes, pero ella no estaría.
2 comentarios:
Estimada creadora. Nunca es nadie el mismo de antes. Estar o no siempre es una elección personal. El resto: proyecciones (propias o de el otro, a veces desencadenan en opinión -juicio-). Una vez tuve un maestro que solía decirme que es mejor vivir en la verdad, aunque duela.
Salud y compañía de mi parte, que la leo y aprendo a estimarla por sus creaciones.
A.
Alguien me dijo que seguía conservando los mismos amigos de la infancia, y me dio por pensar que eso es algo que me habría resultado imposible, en caso de querer hacerlo. En mi caso, más que elección se trata de puro instinto, y no crea usted que duele tanto, todo tiene su compensación. Se le agradece la compañía, Sr. Masa. Salud.
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