Nadie verá la herida
que circula sobre poros vegetales.
Nunca dejaría que un incrédulo dedo manchase de sospecha
esa curva frontera con otras constelaciones.
La encontró en el pozo, casi asfixiada;
la protegió del ácido del agua
y ruidos nacidos lámparas estorbando noches
y monstruos en el sueño de la carne abierta
por millones de cristales.
La paz sería ausencia,
si ella no fuese en sus ojos,
que todo lo olvidan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario