He escrito para ti una cosa
de insectos de verano.
No me mires con ese gesto, que tengo una razón:
porque nunca tu objeción se ha dormido en mi conciencia,
y hasta las calles se dan la vuelta para decirnos,
en esta espera de sala de espera de tristes asientos,
qué nos une y nos alivia:
aguamarinas de barro, la sangre satisfecha,
un enjambre de preguntas como cráneos voladores,
conversaciones con el árbol de los siglos...
... nos alivian de espacios y de gravedades;
un centímetro que nos separe,
derrama pulsaciones y es rosa en la solapa de los tiempos,
con vida de nuevo, después de morir entre los años.
Caliéntame las manos, mira que tienes
la llave de mi casa y que yo sé la manera
de llegar hasta tu mente,
cometa en vuelo venenos ideales.
Desliza tu peso hacia mi orilla
y que siga cantando la cigarra.
2 comentarios:
Precioso, sin más... que si hablo lo estropeo.
smuakkkkk
La Mujer Sócrates siempre hablar con verdad, no estropear nada jajajjaa
Publicar un comentario