Podría anidar en una llave antigua, dentro del hierro
que el óxido horadase con mucho trabajo.
Imagina que saliera de campanas vacías tañendo únicamente
cuando se escucha todo en frecuencias extrañas.
¿Dónde vivirá su esencia?
Porque su idea se encuentra en la lengua de los dientes,
en el sur de la memoria,
bajo la suela que anuda cordones a pasos que ya se dieron
más adelante.
Es posible que forme parte
de la intención de una mandrágora,
aunque no sobra pensar que quizá guarde,
en sus olas pausadas y trigo, amapolas de tela de esparto.
Es bonita la tela de esparto, parece un cuadro de Mondrian
pintado por una rama.
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