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Allen Ginsberg, tras leer las críticas oficiales a su poema Aullido:
"La poesía ha sido atacada por un aterrorizado hatajo de ignorantes y pelmazos que no comprenden cómo se hace, y el problema con estos cretinos es que tampoco la reconocerían si se les apareciera en mitad de la calle y se los follara a plena luz del día."

lunes, 20 de abril de 2015

Disparo


Sonó entre la niebla disuelta por una de las realidades, 

seguramente la más fría. 

El ruido fue cónico y urgente, 

casi inesperado en aquel paisaje paralítico. 

Creo que llegó a escucharlo, juraría que vi extrañeza 

por la decisión de su propio dedo, sólo uno, 

solo y moviéndose con la rutina 

de una inercia mal cerrada. 

La siguiente décima de segundo pareció repetir su vida 

en otro sentido, 

pero no estoy segura: 

nadie puede saber qué piensa una parte tan pequeña 

de algo que tiene que nacer muerto.







2 comentarios:

Lyliam dijo...

Sin embargo creo que si, que hay lamentablemente demasiados que lo entenderían y sabrían que pasa por su mente, por su fría decisión. Vos no, claro que no. Vos con el mismo dedo podés acariciar aquello que nunca debería de estar muerto. Un abrazo preciosa, alerta a los sonidos poeta.

susi underground dijo...

A veces la frontera está en una décima de segundo lúcida y libre. Claro que lo entiendo, por eso hago exorcismos con las letras. Mis besos hasta tu playa.