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Allen Ginsberg, tras leer las críticas oficiales a su poema Aullido:
"La poesía ha sido atacada por un aterrorizado hatajo de ignorantes y pelmazos que no comprenden cómo se hace, y el problema con estos cretinos es que tampoco la reconocerían si se les apareciera en mitad de la calle y se los follara a plena luz del día."

lunes, 20 de octubre de 2014

Ruido blanco


Me gusta el ruido blanco de la corteza del aire. 

Lo cuido porque me lleva a su conversación infinita, a veces; 

a veces tan escondido bajo sus alas de metal blando. 

Es comunión verdadera, como la vez que dijo en silencio, hace tanto, 

que no es pecado romper todos los relojes, que no son ángeles ni santos, 

sino demonios vestidos de números, uno tras otro ídolos que mienten. 

Sigo sin saber cuántas horas me separan de aquél para siempre 

que voy cumpliendo año tras año con el asombro de un niño riendo 

sin saber por qué lo hace. 

Guardo ese momento, con él voy al día nuevo, 

moribundo si me observo en la nada de una lágrima perdida en el absurdo, 

si quiere el infierno que la pausa se me quede en la garganta 

matemática de las ecuaciones. Pero cede, 

se disuelve en la distancia 

para seguir al sueño de aquella noche 

de aquel eterno verano.








2 comentarios:

Ana Burillo dijo...

Qué bonito ruido...aunque suene a melancolía...
Me encanta. Plas plas plas plas
Un ruido que trae aromas por los que dejarse llevar

susi underground dijo...

Sí, ese ruido merece la pena, al final se hace canción.