Hombrecillo nervioso de cara blanca,
el destino elige rostros corriente arriba,
una Magdalena y, después,
los hijos de su pelo
confundiendo el eco de atómicas bombas
con almacenes de gusanos comidos por gusanos
de lo corrompido por sus mandíbulas.
No tendrán alas ni personales memorias
esas sanguijuelas que pasan por serpientes,
multiplicarán anillos como quien se asoma
para ver por dónde vienen
los aviones de la guerra.
Cada hora y media, un niño palestino es asesinado
«Luz, más luz...»
4 comentarios:
La involución, la inhumanidad... Todo se resuelve con la simpleza de lo más despreciable, de lo que revuelve y envuelve la nausea...
...Es que, no puedo comprender...
no hay modo de comprender...
¿Cómo podríamos convertir nuestro dolor en algo que alivie? Qué pequeños somos, yo no sé cómo se hace. Quizá juntando todos.
Estoy convencida de que la unión hace la fuerza pero hay una fuerza que gobierna el mundo por encima de todo. Ego, la llaman...
A esa fuerza negativa yo la llamo desequilibrio. Pfff, qué conversación tan larga sería ésta.
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