... y nada delata que las horas se detienen,
ni siquiera las grietas en el suelo por las que asoma algo invisible.
Libre para hacer lo que prefiera, eso que sale de la tierra
despierta vacíos con el sueño del instinto,
o inclina su cuerpo sin cuerpo hacia arriba
para hablar con los hijos de lo oscuro
de las sombras de su vuelo.
Bajando a velocidad de vértigo,
reniega de un orden disciplinarmente plano,
que cien años no es todo al lado del mundo sin prisa
que vuelve cuando no hay luces.
No hay luces,
y el reflejo parece un túnel silencioso redondo en su inocencia,
porque nadie llora cuando nada más existe.
Doblemente inmaculado,
enigmático tiempo negro.
4 comentarios:
Enigmática poesía que brilla
Placer estar...
Placer que estés, abrazo grande.
Siempre te implicas y añades algún verso que nos entrega tus ideas; poesía y vida van inextricablemente unidas.
Podríamos llegar al momento en que un ser humano proclama que no cree en los convencionalismo, que supura sus ideas sabiendo que una vez deja algo epublicado no puede uno volverse atrás. Es esta crónica, difícil y encendida de pura oscuridad la que haces de la reflexión acerca de tu existencia y la de todos, aunque la mayoría querría no verse reflejado. Ellos prefieren pararse y mirarse en el espejo de la autocomplacencia.
Un abrazo, amiga rebelde.
Al menos, es un momento de la existencia lo que se describe. De todos modos, Efe, siempre se aprende algo nuevo que nos hace cambiar. Pero la sensación que nos deja el tiempo, es otra cosa. Abrazos, amigo.
Publicar un comentario