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Allen Ginsberg, tras leer las críticas oficiales a su poema Aullido:
"La poesía ha sido atacada por un aterrorizado hatajo de ignorantes y pelmazos que no comprenden cómo se hace, y el problema con estos cretinos es que tampoco la reconocerían si se les apareciera en mitad de la calle y se los follara a plena luz del día."

lunes, 24 de febrero de 2014

En su justa medida


Tiene surcos en la frente y la coronilla de un niño

empujado en la espalda por el viento,

el gesto trágico del temor a las auroras

y un encuentro con la muerte en una cama

que aún describe a los que llegan

sus abrazos de amante insumiso a evaporarse

en el momento en que llamó la ausencia.

Se le abre el pecho si llueve más allá de lo que tiene

que llover el mundo,

se estremece con movimientos de humo

dentro de un círculo nutrido con milimétricas certezas

que nacieron en andenes de trenes abandonados;

se abandona con ellas, ríe y luego sube a los infiernos

porque quiere besar en los labios a una sima en una cumbre.

Es Pan tras el ángel arquero, calma cuando callan los colores,

para escuchar el eco que ya no existe.

Candil en el interior de un sombrero, la vorágine implacable

de un caos en su justa medida.






2 comentarios:

Huellas dijo...

La imagen enternece y llena de tristeza, será que se presiente abandono? quizás...

Abrazos Su

susi underground dijo...

Se le parece, pero yo creo que es conciencia de los cambios. La costumbre ofrece seguridad, pero eso no existe. Feliz de encontrarte, Anita.