Hay momentos
en los que las manos piensan
que una sombra no debe habitar bajo su cuerpo,
y esconden el resplandor para matarla.
Los dedos son perlas negras donde el vacío es constante,
donde no hay ojeras de cristales sin pestañas,
en cavernas donde a los malditos llaman bienaventurados.
Las palmas se hacen vasos llenos del agua de todas las gotas,
pero nadie puede ver en ellas su rostro sin lámparas encendidas.
En ese pozo se suicidan los mitos y reinan los lagartos.
2 comentarios:
Ufff, es exquisito... qué imágenes!!! ufff
Gracias, Huellas. Muxusssss
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