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Allen Ginsberg, tras leer las críticas oficiales a su poema Aullido:
"La poesía ha sido atacada por un aterrorizado hatajo de ignorantes y pelmazos que no comprenden cómo se hace, y el problema con estos cretinos es que tampoco la reconocerían si se les apareciera en mitad de la calle y se los follara a plena luz del día."

lunes, 20 de enero de 2014

Miré...


... como quien se apoya en una blasfemia
para subir por el esqueleto de los días.

Supe reconocer,
sin suavizar aristas,
el instinto emboscado
en los pliegues de mi falda,
recién fruncida en su frente.

El apocalipsis esperaría.

Era un principio de autogestión situada
en algún lugar del extrarradio
de una nube redonda por tormentas
que despiertan síntesis en lo dormido,
solitarias y con un fatalismo
recién pintado de verde.
Fue como llenar el pecho de aire,
correr por el parque
donde van a jugar los niños telepáticos,
breves en propósitos y
sin conocer el poder de su piel interna.

Mueven árboles y capilares
los infantes rítmicos
con el aire de sus risas.




2 comentarios:

Lyliam dijo...

Y yo,querida susi, que ya me apoyo en donde sea por una bocanada de aire...revuelvo las cenizas para ver si brotan las hogueras que me iluminen un poco el cerebelo y seguir en movimiento.¿Por donde andan tus infantes con tanto viento? Por lo pronto me hace feliz saber que el apocalipsis tiene voluntad propia, tal vez nos tenga pena y nos deje seguir por aquí, andando.
Siempre me voy feliz de haber pasado, con ganas de un abrazo.

susi underground dijo...

Mis pequeñines a veces se esconden tan bien, que tengo que ofrecerles caramelos para que salgan a reírse. Son tretas para ir tirando.
Anda que no se te echaba de menos, Lyl. El abrazo lo tienes, y bien fuerte.