"...Y me dirás: «Busca», inclinando la cabeza;
y dedicaremos nuestro tiempo a encontrar
ese animalito que viaja mucho."
(De Sueño para el invierno, Arthur Rimbaud)
Empleo al día algunas horas, querido espectro, en encontrar instantes que llenen los suelos de colillas, que pinten en las paredes mientras trepa hacia el techo el peso específico de lo elemental. No hacen falta alfombras voladoras y luces a medio gas, atmósferas transparentes de quebrada porcelana, gestos o posturas, nieve sobre el espejo, látex de amapola convertido en profeta... para estimular glándulas o, en su defecto, algún recuerdo no vivido. Basta una puerta entreabierta que nunca se cerró. Recuerdo haber manchado contigo tabiques con heces, dibujar con desechos de alimentos lenguas perfectamente reconocibles, infinito Rimbaud. Rito purificador que aprendimos de la Sabina. Et puis, les chats. El invierno era naranja, un micropunto en el centro de la palma de una mano. Y después, fumar...
5 comentarios:
Fumando en el umbral de esa puerta entreabierta que nunca se ha cerrado y por la que se cuela el humo de lo que ya no arde a pesar de que el invierno sea naranja
Esa es la puerta al todo y a la nada, al espacio sin tiempo, al tiempo sin espacio, a esos momentos que salvan porque ya no estás, sino que eres. La TH, que me ha contagiado :))
La puerta a lo que nunca se dijo y a lo que habló de más. La puerta que no está pero es (otro contagio)
No no, si en eso del fumateo tú algo sabes jejej, en cuanto a mis colillas, las tengo ya enfermas de fatiga y las dejo junto a mis zapatos y las miro, y cada una tiene su historia...
Feliz Navidad dentro de lo que, a cada uno le quepa.
No creas, doc, todo son leyendas urbanas.
Feliz Año Nuevo (aunque aquí y ahora habría que quitar el palito de la "ñ" (lo he buscado y se llama virgulilla, qué cosas)
Un besazo.
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