Es la hora en que se nombra
el espíritu con hambre
de ritos que cantan sin vergüenza,
sin alambres fronterizos
en campos desiertos de fragancias,
con ansia de sangre celeste.
No comeremos crepúsculos
encadenados como un perro preso,
no leeremos salmos
desmayados y epilépticos,
tibios y estrambóticos,
límbicos y deliberadamente simples.
Amamos
la sorpresa que genera
el frenético despiste de una abeja adolescente,
la plenitud de su instinto en ráfagas
que suenan a lluvia de verano
cuando revelan el plano de las sinapsis
que no saben de esperas.
Amamos
las venas violetas en el horizonte rojo
de otros atardeceres.
6 comentarios:
Amamos la vida y sus sutilezas, sus grandezas y el vapor de la niebla cuando despeja.
Me has llevado también a un Desierto que se abandonó con arenas movedizas...y sin despedida
Un abrazo Su
http://www.youtube.com/watch?v=MzWpGq6GhTI
No hay nada más triste que un Desierto abandonado. Porque nos perdemos sus noches despiertas.
Tú y yo amamos, Ana, eso es lo importante. Abrazos, hoy pasados por agua (que ya era hora...)
¡Arkhaaaaa...! Ay, que te como :)
http://www.youtube.com/watch?v=vU8x3LU9imE
En realidad este es el pequeño paquete que armé:
http://www.mundopoesia.com/foros/showthread.php?t=476058&highlight=
Ya te dejé una cosilla, hermano.
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