Piel desmoronada y llagas abiertas.
Escuecen, esas bocas,
más que un adiós sin sonido
y consiguen que el aire se vuelva muro,
ventana cerrada,
majestad sin trono ni escenario
ni súbditos que aplaudan
la sonrisa roja de la tristeza.
¿Qué es lo que esperas...?
¿Alas en serpientes, espuma verde
en las llamas del infierno?
¿Inviernos con cara de rosa recién nacida, niña?
Naciste para perder
tu tiempo entre maestros de magia negra.