Si fueras feliz, tendrían el mejor entierro, con sermón previo
y plañideras de lujo,
todos los cancanes planchados con almidón.
Si fuera cierto que no te duele el lazo
en la garganta de tu dulce locura clarividente,
pintarías el cielo de verde
después de bailar para Elisa a ritmo de rap de barrio.
Si lo fueras, adormecerías el impulso dejándolo en
un saltito de niña de cinco años
jugando a la lima entre los vivos y los muertos antes de la cena
(cada pequeño vuelo era, sin embargo, la conversación
entre una larga tarde de verano y el viaje
al centro de alguna incógnita tierra)
Si fueras feliz,
sabrías que no nacimos para no llorar.
2 comentarios:
Si se fuera consciente quizás, se sería más feliz....
Gracias por hacerme volar entre la magia de tus versos.
Besazos
Estoy segura.
Un abrazo, Ana, y las gracias, a ti por tus visitas.
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