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Allen Ginsberg, tras leer las críticas oficiales a su poema Aullido:
"La poesía ha sido atacada por un aterrorizado hatajo de ignorantes y pelmazos que no comprenden cómo se hace, y el problema con estos cretinos es que tampoco la reconocerían si se les apareciera en mitad de la calle y se los follara a plena luz del día."

domingo, 2 de junio de 2013

El hábito de la excusa




Hinchadas por los golpes

contra la pared,

sus manos eran el idioma de los parias:

palabras moradas en frases de articulaciones 

que no sabían decir las cosas en silencio.

Gritaban como exiliados en ciudades elegantes

haciéndose las ofendidas 

por el escándalo de aquellas voces extrañas.

A veces los dedos eran apariciones,

ángulos siniestros,

patas de palomas expulsadas de las plazas

por ensuciar con ácidos 

las cabezas de alguna historia fingida.

Otros días, eran líneas de sabor sanguíneo.

Pero siempre contaban que se esconde algo deforme

detrás de las excusas vestidas de confesión.




4 comentarios:

Francisco Enrique León dijo...

Mi amiga rebelde, llevo unos días que apenas leo nada, y me duele, pero si no encuentro el punto me veo pasando por palabras para las que apenas encuentro significado. No es justo, y menos contigo, ya que eres una de esas personas que difílmente pasarían desapercibidas para mis sentidos. He leído tu poema y me ha gustado, pero me reservo el análisis para cuando esté un poco más calmado, sobre ti no, ya sabes que me gustas un montón.

Un abrazo.

susi underground dijo...

Un lujo siempre contar con tus visitas, Efe, aunque sólo sea para hablar de cómo estás, por ejemplo.
Por cierto, ¿cómo estás?
Abrazo largo, amigo.

Huellas dijo...

Fariseísmo en estado puro mi querida Susi.

Tus expulsadas con ácidos me traen la imagen de las patitas amputadas, imposibilitadas de desligarse de esos horripilantes hilos.

Toy desvariando.

susi underground dijo...

No desvarías, Sócrates en femenino.

Y, sin embargo, las palomas lo intentan, porque aunque sus patitas estén amoratadas por la presión de los hilos, les quedan las alas.

Me acordaba de los turcos, por ejemplo, que se han visto obligados a vivir en Alemania, discriminados y siempre cuestionados por la moral blanca. Y de las mujeres (Amina) cuyo discurso es aún sacrílego para muchos turcos.

Del absurdo de las separaciones, si somos uno. Al final, me haces también desvariar, cosa que se agradece.

Que te abrazo.