Sirenas, ratas y delirios se confunden
por los pasillos de las cloacas
en perfecta armonía... canales fundidos
sucumbiendo a la llamada de aquel acorde de frecuencias,
desde la máxima hasta la mínima, canción que escuchan todos los oídos.
Nacen nuevos cuerpos por el amor entre Poseidones y Ateneas
de huesos transparentes, equilibrios que no creen que no es posible.
El acuerdo es embriaguez, ritos en la línea de salida,
deseo consagrado a respirar oxígeno convirtiéndolo
en dosis de misterio para pulmones absortos en su trabajo.
Las pezuñas de las cabras mecen hipotenusas
de cabellos que son pinceles dibujando jeroglíficos en los techos de las cavernas
para tentar con cielos a las hiedras peregrinas.
Las rutas de los tesoros ya no se esconden.
2 comentarios:
Y si....nos uniéramos para que no fuera una utopía...
Hermoso
Yo siempre lo tengo en la cabeza, por si sirve de algo.
Gracias, Ana, mil besos.
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