Hoy podría descifrar el código retorcido en caracolas
de las intenciones del firmamento.
Reconocería, en el mismo instante en que lo viese,
el manto que envuelve una noche de verano
con manos frescas y oscuras, repletas de movimiento de ramas.
Sus pies alados, el rastro que dejan sobre la tierra
y esa lengua sincopada que acaricia ventanales.
Siento el estómago en la cabeza y el sexo me late en la cintura,
mis piernas son brazos que reúnen el síntoma de las horas
para curarlas de su afán por abatirse en cadena...
Parado el tiempo, es más sencillo mirar el hilo que nos une
a la cariátide de lo estrictamente básico,
permanecer inertes mientras recorren las suelas de los zapatos
estelas que deja el trayecto de los insectos con ojos de oro.
Huir de un eco de salmodias siempre con la boca abierta.
6 comentarios:
Hay días... magníficos, hay muchos días...magníficos.
Observar el universo desde abajo o desde dentro y volar..
Desea con fuerza y viene, aunque alguno crea que sean sueños, no lo son. Es la vida que late.
Abrazos poeta de alturas ilimitadas
Hay tantos días estupendos como queramos. Estar ahora y aquí te da la dimensión de todos los tiempos. Te sorprende, te maravilla. Abrazos infinitos, Ana.
Si, es cierto a veces es de vital importancia parar el tiempo.
Bienvenido de nuevo, Gonzalito (estoy por llamarte Gonzalo, si no te importa), hasta cuando quieras.
Ese difícil lenguaje, esas relaciones que son siempre complejas, Susi, como la vida o las que no se crean entre las personas. Quizás sean las que más nos muestras y en ellas percibimos nuestro desasosiego. Ciertamente me hubiera gustado cambiar opiniones contigo sobre Poeta en Nueva York, tú consigues en este poema lo que podríamos considerar visiones, sigues con ganas y yo me alegro mucho, por la generosidad de tu pensamiento, por la valentía de tu propuesta,tu léxico es rico y variado de verdad.
Un abrazo, Susi, siempre es un placer poder hablar contigo.
Para mi, el Lorca cumbre es el de Poeta en Nueva York. ¿Te imaginas sus impresiones al recorrer las calles de Babilonia, verse tan pequeño rodeado de cemento, gente, prisas, mil lenguas extrañas?
Me vienen muy bien tus visitas, Efe, me centran, mi errático camino ya no lo es tanto por el hilo que me envías para salir de los mil enredos de mi cabeza.
Gracias, poeta, hasta siempre.
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