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Allen Ginsberg, tras leer las críticas oficiales a su poema Aullido:
"La poesía ha sido atacada por un aterrorizado hatajo de ignorantes y pelmazos que no comprenden cómo se hace, y el problema con estos cretinos es que tampoco la reconocerían si se les apareciera en mitad de la calle y se los follara a plena luz del día."

jueves, 21 de febrero de 2013

Horizontal en frío



Extremo aliento de un lucero que acusa malestares

en los brillos de sus puntas nacidas de madrugada.

Se queja de escaseces en las tripas, llenas sólo vino barato.


[calle de la serpiente, vértebras pegadas a farolas de luz lenta

y olores a perros meando sobre bolsas de basura,

líquida música que arruga cartones hechos nidos en asfalto,

cuerpos sobre cartones,

los cuerpos que siempre soportan las mismas mentiras]


Mesiánico signo atrapado en unos ojos más oscuros

que las fauces del metro

cuando detiene sus ruedas en la estación de los malditos.

Descansa al fin el soporte de mil vueltas por circuitos  sin escape,

casta de intangible, soledad de nacimiento.

Nunca pudo mirar al toro,

roja lengua, negro torso

sin dejar escapar un suspiro admirado para su testa insumisa

y un escupitajo dedicado al respetable.




2 comentarios:

Arkha dijo...

Mi niña de rubíes te doy el corazón de mi palabra esta noche de cuerno oscura. Levántate mi cielo y que tu lienzo sea verónica que me retuerza un beso que me retiemble la frente...Te bebo amarga y sólo por ser tú me sabes dulce...

susi underground dijo...

Es que hace mucho frío, Arkha, nieva. Este tiempo me acerca a los que sufren, y ahora mucha gente sufre en este país de pan y toros.
Pero tus palabras son mantras de sosiego.
Te dejo esto de mi querido Rimbaud:

¡Niño que a mí te pareces, vente al cielo conmigo! Entra en la morada divina;
habita el palacio que has visto en tu sueño;
¡eres digno! ¡Que la tierra no se quede ya con un hijo del cielo!
Aquí abajo, no podemos fiarnos de nadie; los mortales no acarician nunca con dicha sincera;
incluso del olor de la flor brota un algo amargo;
y los corazones agitados sólo gozan de alegrías tristes;
nunca la alegría reconforta sin nubes y una lágrima luce en la risa que duda.