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Allen Ginsberg, tras leer las críticas oficiales a su poema Aullido:
"La poesía ha sido atacada por un aterrorizado hatajo de ignorantes y pelmazos que no comprenden cómo se hace, y el problema con estos cretinos es que tampoco la reconocerían si se les apareciera en mitad de la calle y se los follara a plena luz del día."

martes, 26 de febrero de 2013

Descalza, sólo baila


Existen muchas cosas que nos hacen escribir, que nos sitúan en ese punto ausente en el que la mano se mueve para unir letra tras letra, espacios y sentidos. Esto no estaría escrito de no ser por el mago Satie y el no menos mágico Ruibal y su flor de Estambul.



Mujer de rojo y danzando, fotografía de Steve Richard




Da vueltas sobre su eje como si el éter fuese humo de incienso,

hace que caigan muros de niebla y un olor a catedral laica,

-momento en el que la mente consigue el silencio-

asoma el rostro sin ser visto.

Desfallecen los ojos fijos en sus pestañas, mueren un poco

los juicios y las costumbres por exceso de una sustancia desconocida,

se abren manos y extienden sus dedos hacia el alítropo campo de su magnetismo.



¡Cómo rompen aguas los temblores de la tierra! 

Los espectadores, antes inertes piedras, conocen el movimiento

de cintas en el río cuando sus aguas dejan gargantas para extenderse

sobre el estómago de una llanura infinita.

Aparecen notas de una extraña partitura escritas en el aire,

las bocas se abren con ruido de respiros,

una esquina en las alturas baña de vahos tibios todos sus rincones

porque las alas de una falda suben y luego miran al suelo como dándoles lástima

la quietud de lo pesado.



El molecular desorden anunciado por las escrituras 

se produce por pálpitos en la sangre.

Pero ella, descalza, sólo baila...











jueves, 21 de febrero de 2013

Horizontal en frío



Extremo aliento de un lucero que acusa malestares

en los brillos de sus puntas nacidas de madrugada.

Se queja de escaseces en las tripas, llenas sólo vino barato.


[calle de la serpiente, vértebras pegadas a farolas de luz lenta

y olores a perros meando sobre bolsas de basura,

líquida música que arruga cartones hechos nidos en asfalto,

cuerpos sobre cartones,

los cuerpos que siempre soportan las mismas mentiras]


Mesiánico signo atrapado en unos ojos más oscuros

que las fauces del metro

cuando detiene sus ruedas en la estación de los malditos.

Descansa al fin el soporte de mil vueltas por circuitos  sin escape,

casta de intangible, soledad de nacimiento.

Nunca pudo mirar al toro,

roja lengua, negro torso

sin dejar escapar un suspiro admirado para su testa insumisa

y un escupitajo dedicado al respetable.




sábado, 16 de febrero de 2013

El instinto más primario






Sobre puentes y alamedas

el sol dibuja una sombra de ramas secas

que nacieran al amparo de sus manos

mientras respira el aire que mueven

algunas cigüeñas mirando hacia el levante.

Las claridades más largas llegan sin hábito de abuso, 

sin apenas mirar

el rastro dolorido de las últimas oscuridades 

que aún asustan a niños y a viejos robles contorsionados.

Vámonos al cielo abierto, dicen las alas de las aves,

resucitemos el camino de signos tan móviles

como un hilo de plata asomado al balcón de las delicias.

Y puesto que están ahora,

prueban el sabor a hierba del oxígeno que vibra

en notas de excitación confusa saltando de charco en roca, 

de musgo en brezo dormido

siguiendo el rumbo del instinto más primario.

Proserpina ya piensa en trenzar su alfombra deslumbrante.







lunes, 11 de febrero de 2013

Barbilla al cielo





Un dedoperro y un ojomiente suponen mucho más de lo que saben.

Espero que el dragón de reflejos azafrán defeque sobre su culmen y anule,

como si fuera un dios en tormenta,

esa parafernalia de papel y alambre que los sujeta al suelo.

Que no distinga entre célibes sesos reverenciados,

estómagos llenos de digestión eterna, hígados sin dicha, 

pacientes cepos en espera de una pata

o kilometrajes ocultos bajo cero, porque no existen.


Mientras, yo nado síndromes de abstinencia, espacios de contorno ambiguo,

orillas pobladas de algas que se alojan en mis huecos

y pañuelos cargados de mocos dentro de libros

escritos con todo lo necesario: espadas blancas, 

copas tan altas como el estío,

lazos de color violeta con roja cresta de gallo 

y algunas latas cargadas de gasolina.

Luego la barbilla se me irá al cielo

para que mire un rastro de luz en hilos indescriptibles

bailar sobre mis ojos


Assumptio non est verum, sed volantes oculos.






martes, 5 de febrero de 2013

Las razones de la sangre



(...deshago los bordes de la noche a golpes de sinsentido,

no me gusta si carece de salidas

y disfruta rellenando mapas con senderos

alumbrados por la línea conveniente...)

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Una niebla de humo denso por la que vuelan cabellos en espera de su trama

me pervierte, me saca la lengua y me acerca al rellano

de clavos apuntando al norte.

Sólo es posible saltar por encima de sus ojos afilados

para que no maldigan esas puntas mis pies desvestidos.

No existe descanso, subo al escalón siguiente

y el juego de la oca me lleva al puente sobre flujos de memoria,

siempre tan lentos...

Escupo el almíbar que me ofrecen los altares,

no quiero más que aromas ácidos corriendo por mis venas,

antenas inalterables,

pararrayos bajo tormentas de pizcas eléctricas y gotas alucinadas.

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(...si llego a la siguiente zona de segura planicie,

me detendré un momento para recordar el motivo de mi prisa...)








viernes, 1 de febrero de 2013

En la laguna esmeralda




En breve llegará la lluvia

de todas las dinastías reunidas por el soplo implacable 

de la diosa de los vientos.

Acudiré a su grito desnuda de isótopos elementales.

¿Para qué llevar siempre la misma cantidad de secuencias en el núcleo?

¿Por qué seguir con un único elemento, cuando en la tierra convergen

milmillonésimas atómicas preparadas para nacer en bordes de precipicios?

A la voz de ahora, serán visibles los rayos

de la ecuación pluscuamperfecta,

la que pinta soluciones en paredes desconchadas,

la que canta situaciones de supuesta inoperancia de parálisis activa.

Miraré visiones que no se sienten en sillones académicos

cuando baile ritmos de vacíos tan antiguos 

como la barba de los minutos que esperan la vuelta de lo innombrable.

Me pondré el calzado que estremece el silencio de los suelos no pisados

para exaltar el sonido de las luces.