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Allen Ginsberg, tras leer las críticas oficiales a su poema Aullido:
"La poesía ha sido atacada por un aterrorizado hatajo de ignorantes y pelmazos que no comprenden cómo se hace, y el problema con estos cretinos es que tampoco la reconocerían si se les apareciera en mitad de la calle y se los follara a plena luz del día."

lunes, 19 de noviembre de 2012

Es un sonido impreciso





Un tiempo muerto entre dos explosiones.

Posesión de lo innombrable, es una cáscara de nieve

magulladita, con las alas derritiéndose deprisa

por el relente del sol.

Una espina que no habla bajo la piel

porque se quedó callada ante una avalancha de insectos

volando en formación ascendente,

más alto, queriendo salirse del diámetro de la autopista,

pero aquí dentro.

Es un sonido impreciso que devora los espacios

entre un salto y una caída.




En España hemos pasado de 3.421 suicidios en 2008, año del comienzo de la crisis, a 4.500 personas en el 2011, aunque nadie se ha atrevido a explicar las razones de ese aumento; pero la realidad es que los comedores sociales de Barcelona, por ejemplo, llegan a tener una lista de espera de 23 días. Y sin datos aún del 2012.



http://wiki.15m.cc/wiki/Lista_de_suicidios_relacionados_con_la_crisis


4 comentarios:

Lyliam dijo...

Que terrible, cuanto dolor, cuantas espinas debajo de la piel. Son asesinatos Susi, por eso no se habla, y 23 días de espera es otra sentencia a muerte. Rebélate pueblo, salgan a gritarle al mundo, no se queden callados, juegan con su temor a la violencia pero a veces y que me caigan encima no hay salida. Nadie es dueño de sus vidas y estos vampiros salen a diario a marcarlos en la frente, que el sonido impreciso sea el grito de basta, ya no mas, hasta aquí.

susi underground dijo...

Hasta aquí, grito yo. Hasta aquí. Héroes del viento, no voléis si no es hasta el comienzo del llanto para pararlo. No voléis.

Huellas dijo...

El suicidio me mueve demasiado aún, aunque las causas no sean éstas mi querida Su.

La crisis está dejando unos "daños colaterales" dramáticos pero los que no se ven ni se oyen no lo son menos. Hay familias desestructuradas y sin vuelta atrás y las injusticias sociales siguen galopando sin pudor, como apisonadoras sin ojos ni oídos.
Yo me pregunto, si esto ocurre en un país de pandereta si, pero con tantos movimientos sociales y personas preparadas y con recursos, cómo estarán viviendo en países donde se vulnera hasta el derecho a la vida con total impunidad. ?, da miedo.
No hay que decaer ante las injusticias, eso sí lo tengo claro.
Besotes

susi underground dijo...

Cuando alguien da un grito de socorro, hay que escucharlo. Y el planeta entero grita. Pero seguimos sordos, como si en nuestras propias vidas no viéramos ya lo que sembramos. La pena es que al final todos somos víctimas, por más que queramos buscar culpables. O yo qué sé, tiempos confusos, Ana. Sí que da miedo. Besos, que hacen falta besos.