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Allen Ginsberg, tras leer las críticas oficiales a su poema Aullido:
"La poesía ha sido atacada por un aterrorizado hatajo de ignorantes y pelmazos que no comprenden cómo se hace, y el problema con estos cretinos es que tampoco la reconocerían si se les apareciera en mitad de la calle y se los follara a plena luz del día."

lunes, 12 de noviembre de 2012

Amarilla
























El núcleo de la intención duda entre cerrar los ojos

o despertarse sin ganas.

Me contabas sin hablar que no es sano dolerse de las escamas

que aún llevamos en los huesos,

pero es lo único humano que queda tras la parálisis de la muerte.

Y me duelo para sentir el estómago en la garganta,

Babilonia en mi aldea,

el rayo verde sobre la hiel amarga...

Un hongo pequeño sobre una lengua de vaca

sacude mi sangre para decirme que estoy ausente.

De las pruebas del honor, de las quejas desde lejos,

de la arritmia misteriosa y del sol inventado por nadie.

No todo vale para recorrer indemne la cadena de los montes

y traspasar ese surco que promete la vida si así lo quiere la idea.

En la habitación blanca, sin esquinas

de aristas inquebrantables por la lógica geométrica,

todo vuelve a su tamaño subiendo o bajando según baila

el implacable fósforo de una cerilla encendida,

tan breve.





3 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Lyliam dijo...

Wow, me quedo helada de leerte, No todo vale no, porque no es solo la intención lo que nos lleva o nos detiene. Son tantas las cosas y motivos que intervienen a la hora de decidir si levantarse o no.Y de nada nos sirve la lógica, tan breve es el fulgor y puede quemar demasiado aún luego de estar apagado. Babilonia en mi aldea, dímelo a mi Susi, muchacha de poesía que me hace danzar en sentimientos, subiendo y bajando la intensidad de sus palabras. No te ausentes amiga preciosa, por lo menos de mi (hoy ando con la vena egoísta) ajajajjaja ¡que te quiero!

susi underground dijo...

De ti qué me voy a ausentar yo... y de ti no me ausento porque no todo vale, no. Un chorrito de jerez, una miajita de sal, una pizca de bondad con un poquito de querer... y ya está listo el caldo que siempre nos sabe bien. ¿Ves los ripios que me haces escribir?
Un besazo, amiga de playas.