Yo no robo los claveles de las tumbas,
que fue un soplo con aliento de alfileres lo que se llevó
sus pétalos dentados.
No me siento en piedra muerta
para observar lo que dicen que ha pasado, no puedo mirar inerte
los relámpagos del cielo, que siempre abre sus puertas cuando le llamas.
Las viejas casas que encendían los ojos para alumbrarnos
hoy maquillan rostros nuevos,
ya no recuerdan aquellas noches espejadas porque nacen a diario,
cuando cada día termina con los afanes de la cordura vigilante.
Las calles se levantaron y volvieron la cabeza,
esa cuesta que corría hacia la plaza
sigue ahora atentamente la dirección de una flecha
sin importarle más que el impulso de unas manos.
La turquesa se desvive por un lecho de mercurio
y un diamante hace carbón con el roce de la vela.
4 comentarios:
No tienes pinta de observar desde la distancia a menos que sea para narrar en poesía.
Inconfundible tu estilo.
Una delicia, como siempre.
Un abrazo Su
Las distancias están bien sólo para alejarte de lo que no te gusta. Para todo lo demás, mejor zambullirse sin pensarlo.
Muchas gracias por tu cariño, Ana.
Mil besos.
No te imagino no, sentada en piedra muerta, mas bién en un barril de pólvora mi susi. Que estás viva! Que los cambios nos van empujando a cambiar aún no lo queramos y hay que estar atentos , no andar de ojos cerrados como acostumbrados para seguir siendo y participando. Que las calles tienen dos sentidos pero siempre tenemos la opción a salirnos del camino, y si, habrán baches seguro pero podríamos encontrar claveles!! Que a un diamante solo hay que ponerlo en movimiento para que brille amiga. Un abrazote y ya sabes, aquí contigo dejo salir de mis cosas extrañas poeta, no me des mucha bola a no ser que te diga te quiero.
En un barril, Lyliam, en un barril de pólvora, tú lo has dicho. Es que me han contado que desde ahí no tienes tranquilidad, pero es que para estar tranquila ya mejor espero a estar muerta.
Y eso lo sabes bien porque a ti te ocurre lo mismo jajajaa ¿Para cuándo una charla en la orilla de tu mar? Ay, qué ganas.
Besos, y más besos.
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