Las pesadillas siempre anuncian su llegada
con dolores en el vientre.
Con el reflejo de un puño de humo estrangulando
dos millones trescientas mil gargantas de estómago
sin saber siquiera lo que hace.
Vienen como fantasmas disfrazados de arlequines,
de ésos que no engañan a quienes tienen
la suerte de ver lo que dibuja la tristeza con el pie
sobre la arena de alguna playa.
Se aposentan como lánguidas damas tuberculosas
en el lienzo de la cama y sólo se esfuman
cuando han asustado a los niños con carcajadas de tormenta eléctrica.
Al irse, suelen dejar un olor a camelias marchitas.
5 comentarios:
No son tan malas pesadillas si se anuncian susi, las hay peores, las hay que ni siquiera sabés cuando las estás viviendo y cuando te das cuenta más que tarde entendés ese perfume extraño de camelias marchitas que siempre estaba allí presente. Che, mis carcajadas son como tormentas eléctricas ¿será el cigarro? Un abrazote linda, siempre con inmenso cariño.
Te noto ,Susi, más comprometida que antes, que ya es decir, pero además observo en tus últimos poemas un halo de tristeza que ni siquiera intentas esfumar con el juego de tus palabras. Espero que no estés triste.
Un abrazo.
Es cierto, no quiero que nada se esfume. Nada.
Estoy triste, Efe, estoy triste, y me alegro de que haya alguien que lo vea. Comprometida, Efe, siempre.
Que egoísta me siento mi preciosa susi, como no pude darme cuenta, cuanto lo siento. ¿Como te acuno mi niña a que te sientas mejor? Nuestros problemas nos dejan ciegos a veces y en esta nube de pedo en que me encuentro no mirar a mis amigos, a quienes están apoyándome, es lo último que quiero hacer. Te dejo todo mi amor y sabés donde encontrarme, estoy, estoy, siempre estoy.
Nada especial, momentos tontos que todos tenemos. Quizá me influya demasiado lo que está pasando en mi país, corazón, ya sabes. Vaya ruina que tenemos encima. Oye, que al final os deprimo jejejeee
Ya sé que estás, siempre estás.
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