No está lejos el fin. Su voz declara: casi no soy, pero mis versos ritman
la vida y su esplendor. Yo fui Walt Whitman.
(Camden, 1892, Jorge Luis Borges)
Esas pupilas-reflejo-de-pozo recibían alfileres
de tiempo embriagado desde el día
en que los aires cambiaron de sitio.
Su barba consentida hablaba por él
mezclando el norte con la tierra,
el sur con el olivo,
la marea de los trigos nunca fue tan armoniosa
como su pelo escondiendo una boca que se ríe.
Adelantó por un paso al viento,
un minuto más, y despierta el techo dormido
entre voces que vuelven de la gruta de una diosa.
Siempre lo creyó posible la sombra que guardaba
el sombrero de Walt Whitman.
4 comentarios:
A veces hablábamos de Walt Whitman sin saber lo que podía significar en nuestras conversaciones, lo que buscaba en aquellos poemas enormes que querían reflejar una fuerza increíble en cada verso. Es un reto, Susi, que nos muestres tu poema sobre este poeta imprescindible para muchos, y una oportunidad magnífica para volver a saludarte. Te confieso que siempre tuve debilidad por dos poemas conmemorativos; ¡Oh, capitán! `Mi capitán! y La ultima vez que florecieron lilas en mi huerto, ya que me resultan más poéticos que El canto a mí mismo.
Un abrazo, Susi, tu poesía se hace más diversa, y sigue buscando.
Cuando a los 18 años leemos 'Hojas de yerba', podemos percibir la libertad de la naturaleza y querer fundirnos con ella. Pero cuando las décadas han pasado por nosotros, además de eso vemos en el poeta una profundidad dolorida que antes no percibíamos.
Y su pulsión vitalista se agranda, por consciente.
Un abrazo, y gracias siempre por tu apoyo.
Whitman se sacaría el sombrero develando dicha sombra, luego de leer tu poema. Y yo me saco el mío ante tu metapoesía, y bagaje de lecturas. Saludos.
Que me diga eso alguien de tu talento, hasta emociona.
Saludos, Bunker (y mil gracias).
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