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Allen Ginsberg, tras leer las críticas oficiales a su poema Aullido:
"La poesía ha sido atacada por un aterrorizado hatajo de ignorantes y pelmazos que no comprenden cómo se hace, y el problema con estos cretinos es que tampoco la reconocerían si se les apareciera en mitad de la calle y se los follara a plena luz del día."

sábado, 8 de septiembre de 2012

El amparo de los pasos






La disciplina requiere el sometimiento del cuerpo, su muerte prematura, su espontánea naturalidad arrasada, su tacto perdido en el miedo manifiesto.
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Me pregunto a veces por el requisito prescindible

de absorber el dolor que inventas 

como parte del decorado de tu cuerpo.

Por la dirección única que toman tus palabras, exactas

como un milímetro para que no sufran tus desdichas 

el aleteo breve

de una verdad que te asusta 

igual que el rostro 

de un mal sueño sin haber dormido.

Me pregunto si la norma interfiere por convicción

o por costumbre reverenciada, espejismo

de un reflejo que cae al precipicio

por no amparar esos pasos,

esos saltos que amenazan 

aquello que no se mueve.

Con tus manos vacías sostienes una estructura

que no existe más allá de tus equívocas certezas.

Sobre tus palmas vacías no se posa nada.







4 comentarios:

Lyliam dijo...

Nadie sostiene nada susi, todo es tan relativo y tan de nadie que solo fingimos ser valientes, tener el control, fingir que todo está bien para por lo menos no sentir que nos tienen pena. ¿Me ves la sonrisa? Esta es para vos, toda para vos y no es fingida amiga, pero la mayoría de las veces solo es una mueca, vos sabes...
Un abrazote linda, te andaba extrañando.

susi underground dijo...

A veces mi sonrisa también es una mueca. Pero nuestras manos no están vacías, Lyl, mientras seamos capaces de ponernos en la piel de los demás.
¿Un día malo? mañana será mejor. Mientras, recibe mi abrazo calentito.

JMRO dijo...

A veces nos preguntamos por lo sólido de nuestra estructura y por todo aquello que nos aferra. A veces pensamos que somos podredumbre o humedades de pared. A veces miramos nuestros pasos y nos amparamos en su sonido repetitivo y a veces leo lo bien que escribes. Y entre estos a veces y otros, se nos pasan los días inciertos y lo único cierto es que no termina de llover y el otoño con viento está tocando en nuestras puertas. Un vino, un verso,una amistad, es lo que que se posa sobre las palmas de tus manos.
Saludos.

susi underground dijo...

Y hay quien jamás se pregunta para no tener que responderse. ¿Conoces alguna manera de ir creciendo sin mirarte en tu espejo interior y no mentirte? Yo no.
En tus manos, Juanma, lo que veo es una fuerza de voluntad que se aferra a las raíces, ésas que nunca nos fallan porque no nos dejan olvidar quiénes somos en el fondo.
Un verdadero placer tu visita, poeta de tierra firme.