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Allen Ginsberg, tras leer las críticas oficiales a su poema Aullido:
"La poesía ha sido atacada por un aterrorizado hatajo de ignorantes y pelmazos que no comprenden cómo se hace, y el problema con estos cretinos es que tampoco la reconocerían si se les apareciera en mitad de la calle y se los follara a plena luz del día."

martes, 25 de septiembre de 2012

Pintada en sepia





Una mujer color de tinta cobriza

cimbrea su postura mirándome desde el balcón 

de un espejo cómplice en el azogue.

Mercurio diseña por ella los movimientos, tan lentos

que se diría que el tiempo aún no ha nacido

para el bostezo infinito.

Elástica y dolorosamente bella,

con esa quimera pintada en la frente

como un lunar de Shiva,

ladea la cabeza y su pelo es cascada 

en horizontes verticales

de pétalos aparecidos para el placer de las orquídeas.

Nada más se mueve en el marco,

que aparenta ser imagen borrosa por el humo de los cigarrillos.

Levanta una mano,

las dos,

hacia el cielo, 

y se ofrecen mil reproducciones de ese milagro.

Con cándida lascivia se descalza luego asomando un pie

digno de que lo adoren todos los componentes

de todas las dinastías, lo acaricia, frágil polluelo,

me mira de nuevo y sonríe

como un ángel que nunca viera morir su sexo

por afán de lo extraordinario.

Con sólo ese gesto, hace que la eterna canción de las esferas

sea un breve silbido de sonidos apagados.

Y yo lo comprendo entre mis manos radiantes.





viernes, 21 de septiembre de 2012

Ojos de cristal






No está lejos el fin. Su voz declara: casi no soy, pero mis versos ritman
la vida y su esplendor. Yo fui Walt Whitman.
(Camden, 1892, Jorge Luis Borges)



Esas pupilas-reflejo-de-pozo recibían alfileres

de tiempo embriagado desde el día

en que los aires cambiaron de sitio.

Su barba consentida hablaba por él

mezclando el norte con la tierra,

el sur con el olivo,

la marea de los trigos nunca fue tan armoniosa

como su pelo escondiendo una boca que se ríe.

Adelantó por un paso al viento,

un minuto más, y despierta el techo dormido 

entre voces que vuelven de la gruta de una diosa.

Siempre lo creyó posible la sombra que guardaba

el sombrero de Walt Whitman.











domingo, 16 de septiembre de 2012

Sobre una cuerda muy fina



                                                                                                     




















Ópalo tembloroso,

tintineo mineral sobre un vuelo de cortinas,

siempre esperas que mis cabellos bajen los escalones

antes de envolverme con tus hilos.

Entras,

amarillo de sonrisas de lechos de bronce,

con la distinguida altura de los pensamientos casi completos,

casi con detalles,

casi con la inundación de tus lindes

anunciada por el milagro de la incertidumbre.

Baila el destello sobre una cuerda muy fina

para demostrar a los rápidos latidos

que el tiempo puede dormir detrás de la máscara.

Y avanzan, avanzan sus pasos sin mirar más que a los ojos

de un depravado sueño que va prometiendo seres

lejos del cartón y de la piedra.







miércoles, 12 de septiembre de 2012

Entre silencios



Mientras una cinta de hierba me abraza la cintura,

la distorsión merodea lenta y clara.

Las chispas de las velas dan un matiz sobrenatural

al iris que viaja sobre la serpiente,

verde y con una mano extendida hacia el extrarradio del límite.

Un suburbio de voces reúne los cambios,

pocas veces el aire fue tan azul como cuando la brisa

se volvió lluvia de lágrimas secas, demasiado oblicuas

como para no obligar al astro a girar su eje.

No me muevo para que el tránsito irrepetible

de los círculos se vista con alas de Pegaso

y a la velocidad del rayo dibuje su estela sobre mi nuca.

Poco a poco, me empuja la sombra de un roble

hacia el recodo de alguna playa de escamas

y vuelvo a nacer entre silencios

asombrados por el fragor de las luces.








sábado, 8 de septiembre de 2012

El amparo de los pasos






La disciplina requiere el sometimiento del cuerpo, su muerte prematura, su espontánea naturalidad arrasada, su tacto perdido en el miedo manifiesto.
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Me pregunto a veces por el requisito prescindible

de absorber el dolor que inventas 

como parte del decorado de tu cuerpo.

Por la dirección única que toman tus palabras, exactas

como un milímetro para que no sufran tus desdichas 

el aleteo breve

de una verdad que te asusta 

igual que el rostro 

de un mal sueño sin haber dormido.

Me pregunto si la norma interfiere por convicción

o por costumbre reverenciada, espejismo

de un reflejo que cae al precipicio

por no amparar esos pasos,

esos saltos que amenazan 

aquello que no se mueve.

Con tus manos vacías sostienes una estructura

que no existe más allá de tus equívocas certezas.

Sobre tus palmas vacías no se posa nada.







miércoles, 5 de septiembre de 2012

Reducción




Entro displicente bajo la camisa,
juego a la oca y marco pasos
de bailarina 
bajo un sol de media noche en el salón.

*

El hielo se rompe por los dedos 
de un pez nacido voluntariamente
bajo la nieve. Asoma la cabeza
igual que lo hace
un anatema de perfectas costuras.

*

Sentada en la escalera.
Se elevan las gárgolas desde el suelo
hasta el principio de los días
mientras una curva estira mi espalda
como lo haría el cielo con la tierra.
Hacia afuera, hacia afuera...





sábado, 1 de septiembre de 2012

The girls are all right



Están formadas de compuestos siderales,

no delatan sus pestañas

el incendio que se esconde detrás de su postura

porque enfrían el contorno de sus  hombros

con algodón refractario.

Tienen la risa del cauce de un río cuando sale de un remanso,

agilizan el verde de los pinos,

se sustraen de la evidencia por el destello de un brillo

que niega con estrépito las estadísticas.

Amanecen desesperando las horas, su velocidad

reblandece el círculo infinito y la espiral se concentra

en toda su dimensión. Aceleran

el estío para entrar en el mundo de las hojas perdidas

por el soplo de algún dios sin bautizar.

Amasan el cántico de los días y amanece

una rebanada de lengua de mariposa.