Está escuálida la verja.
El óxido se incrustó en el hierro
hace ya tanto, que ni sabían los astros
qué pudiera ser el amanecer
o el vértigo de la caída.
En la cima del camino está el cementerio,
para que cueste más a los vivos
estar frente a los despojos
que bajar mirando los verdes prados.
Se quedó de espaldas y abajo la aldea
para dejarme frente a ellos, los muertos,
cuando arrecia el sonido del aire
y vuelan flores de plástico
que manchan de colores las tumbas,
esos pequeños recuadros
donde ya sólo habita el silencio.
Granito y mármol, cruces
y ángeles sometidos al gran jurado,
adornan los mundos
que imaginamos para nuestra casa.
Y unas flores de plástico.
2 comentarios:
-Esa escuálida verja del cementerio separa la línea donde vive la vida y duerme la muerte-
-Las flores de plástico no tienen vida pero en contraposición el plástico es eterno y no es biodegradable-
-Las rosas vegetales tienen su corazón escondido entre sus pétalos y el aire sueña con recoger su fragancia, pero el tiempo las hace mustias y se convierten en cenizas-
Vida y muerte, silencio y viento, en un poema donde los códigos del misterio de la vida se vuelven trascendentes o serán intrascendentes??? Yo que sé, simplemente me he permitido la licencia de divagar mientras ascendía por la cima de ése camino, camino de la nada o de algo??? Sigo sin saber nada, pero a lo mejor de la nada siempre sale algo, a lo mejor un milagro, o un pecado o porque no una canción como esta:
Apaga luz, Mariluz, apaga luz,
que yo no puedo dormir con tanta luz.
Los borrachos en el cementerio, juegan al mus.
Apaga luz, Mariluz, apaga luz,
Que yo no puedo dormir con tanta luz.
Los borrachos en el cementerio, juegan al mus.
Pobrecítos los borrachos que estáis en el campo santo,
Que Dios os tenga en la gloria por haber bebido tanto,
Apaga luz Mariluz apaga luz,
que yo no puedo dormir con tanta luz.
Los borrachos en el cementerio, juegan al mus.
Saludos desde las orillas del río Nervión a su paso por Laudio
La vida y la muerte no están tan separadas como parece.
Se trata del cementerio de mi aldea, al que a veces voy y hago alguna foto.
Esa canción que me regalas, la llevo cantando desde pequeñita; lo de los borrachos jugando al mus, sobre alguna lápida, supongo, es una idea de lo más evocador.
Muxu, brujillo.
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