Un jirón de indolencia descompone
el rígido calendario
y un sonido lento y primario
se desliza buscando sus bordes.
Inclinando humildemente la cabeza,
una bombilla disfraza de oro
la amplitud de la materia gris
asumiendo con sus rayos
los contornos de la quimera perfecta,
el estudio sincopado de la lejanía,
la mejor manera de ocupar los días
sin correr por la línea recta.
Y vierten sus veranos,
ajenos a todo,
los girasoles,
calentando el frío aliento de la niebla.
2 comentarios:
Qué sensación de sosiego desprende la imagen y los versos...Es como un canto a las bondades de tomarse un respiro...con ese sonido lento y primario, tan bien acompasado con el sentido de la vista...bordeando contornos y suprimiendo atajos.
Con una música pausada ni te cuento...No me haría falta diazepam.
El B. de L.
Es tu estilo, brujo no cabe duda.
¿Te parece El bolero de Ravel?
Es pausado, pero sin dejar que te duermas.
Un abrazo, doc.
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