No tiempo, no absorción de pensamiento.
Calor que precede a la densa claridad,
familiar caricia en sangre
corriendo por dentro
de la tibieza
de los tallos
de la mata
de mi pelo.
Se tensa un lejano tambor
por el nebuloso rizo
de un paisaje de marzo
fundido en negro
con la mirada
de una góndola
habitanto oriente.
Y fácilmente muere la madrugada.
2 comentarios:
Casi puedo fotografiar ese momento... o respirarlo... Delicioso
A través de los ojos hay quien percibe la vida.
Quizá los foteros seamos así, y no hay duda de que tu visión de las cosas, Ana, pasa por la poesía.
Agradecida por tus huellas en mi casa.
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