Caen gotas de estrellada noche sobre
el hule desgastado.
Ameniza el baile de luces sombrías
una larga lista de nombres y números
formando pirámides truncadas
y fugaces elipses que se ensamblan
para autodestruirse en 15 segundos,
14, 13... mientras el familiar ruido
de siempre decide en primera instancia
cuál será el resultado de la igualdad
con variables imprevistas.
Resbalan números y letras por las cicatrices
del doméstico plástico sobre la mesa.