Ojos de emperatriz china
y una silueta
genuinamente andrógina
dentro del velo negro
eran el palmarés de tu gloria.
Sólo salías de ti cuando el universo
convertías en agujas
al tejer planes perfectos
para luego cambiarlos
por otra llama en la cuchara.
Siempre supe que quisiste
planear sobre las grietas
y fijarte a clavos imaginarios,
mucho mejores que aquellos
de los que siempre te habían hablado.
Fuera del mundo,
y en éste sólo para subrayar,
con rojo lápiz de labios,
alguna duda razonable.
3 comentarios:
Quema tu poema, Beluñí, como quema comer un postre con esa cuchara que abrasa, como quema zurcir un descosido con esas agujas al rojo con las que tejiste esta ardiente sucesión de palabras.
Besos subrayados con lapiz de labios multicolor.
A veces los sueños se convierten en trampas y las trampas en sueños.
¿Quién sabe dónde está el punto de equilibrio? En caso de que quiera estar en él.
Besos, tanito.
LA
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