Cuando el día reniega de la luz
y el neón contorsiona sus rayos,
sale de casa el gusano de seda
haciendo brillar sus hilos, prodigio
de fulgor emancipado.
Es capaz de vestir de fiesta cualquier
oscuro rincón y despertar
al placer cuando dormita aburrido sin
más pasión que una botella
y un feo anillo de plástico.
y un feo anillo de plástico.
El rastro de sus pasos es admirado
desde la luna, que vuelve la vista por
encima del hombro
-impresionada-
preguntándose qué brilla tan lejos y
sucumbiendo después a su encanto.
La delicada criatura no sabe que es bella,
no conoce su poder, no se mira en el espejo,
sólo sonríe a quien pasa por su lado
y revienta soledades sin conocerlas,
potencia alada que cabe en una mano.
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