Frente de Somosierra, Madrid, 1936 |
Era Isabel una niña que siempre se reía
de los cuentos de las viejas de su calle.
Le decían: 'niña Isabel, ten cuidado,
donde hay amor, hay pecado'.
Y entonces libraba al viento su carcajada
de amatista con corales recién llegados
para ella del confín de todos los océanos.
En el tiempo de los truenos cogió un fusil
y se echó al monte, llovían balas igual
que cantos de libertad a martillazos,
y por las noches pensaba en volver
a la casa de todos,
recién pintada de blanco.
'Donde hay amor, hay pecado', volvieron a decir
las lenguas de las hienas disfrazadas de corderos.
Y ella cantaba su risa como quien suelta un pájaro
encerrado en una jaula.
No hay pecado en el amor, sabías,
no hay pecado en el sentir, decías,
no hay pecado, no hay pecado, soñabas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario